Anoche emitieron por La 2 de TVE la película-documental El cielo gira, de la realizadora soriana Mercedes Álvarez. A pesar de la hora, permanecí despierto viendo, una vez más, esta demoledora historia sobre el inicio del fin de un pueblo soriano. En este caso Aldealseñor, pero podría haber sido cualquier pueblo o aldea de la provincia. Con un ritmo lento pero en absoluto monótono, vemos como es el día a día de un lugar que está prácticamente sentenciado a formar parte del olvido. Lo triste, lo que hace que el nudo en el estómago no cese en toda la película es la consciencia de saber que esa historia es real, que es trasladable a cada uno de los pueblos de Soria, que no es una hipérbole cinematográfica. A los que me suelen preguntar si Soria está tan mal como decimos los sorianos, les animo a ver esta película y que ellos mismo juzguen. Metáfora del fin de una tierra de largos y duros inviernos, de páramos pardos, de encinas solitarias y olmos secos, de manos encallecidas y rostros socavados por el tiempo, de gestas pasadas y futuro incierto. Tierra bella e ingrata con sus hijos. Quizá no nos debería dejar indiferentes. Narra de manera objetiva lo que en Soria es peor que una epidemia, la despoblación y el envejecimiento. La grafiosis que socava a toda una provincia. Pero lo peor de todo es que los sorianos somos testigos de todo lo que cuenta el documental desde hace decenios y sin embargo no hacemos nada. Nos mantenemos ajenos, como si nada de esto tuviera que ver con nosotros. Es como si ya fuéramos viejos y conscientes de un destino que se puede cambiar. Parece que nos hayamos rendido, sentados al sol del invierno viendo el tiempo pasar y sin esperar algo nuevo.
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